Un alicantino por montañas catalanas.Un alicantino por montañas catalanas.
 Joaquín Terrés Joaquín Terrés
Thursday 25 de April de 2013, 20:18:46
Paseo matinal por Collserola
Tipo de Entrada: RELATO | 3780 visitas

...juego con los niños “¿Qué senda cogemos ahora?”, y a la vez ellos juegan corriendo a lo largo de la senda, que forma un estupendo túnel gracias a la frondosa vegetación, en la bajada del Turó de La Magarola...

     Fácil y sencilla ruta por lugares ya conocidos y pisados de Collserola. Aprovechando que venían la familia de mi amigo y compañero Giovanni, idee una ruta fácil y corta para iniciados y niños para que puedan disfrutar de la montaña.

     Poco más de 3 horas con las paradas para le almuerzo y el juego, nos llevo la tranquila marcha el pasado domingo 21 de abril. Y aprovechamos un día de buena claridad y sol para tener unas vistas espectaculares sobre Barcelona y los alrededores.

     Como en la última vez que pisé la sierra y en muchas y variadas ocasiones, cojo el habitual camino de la Ermita de Sant Cebriá, desde la salida del metro de Mundet y la calle de la Armonía (Carrer de l’Harmonia): Collserola. Valles de Les Feixes. El verdor de la primavera con su exuberancia y vida ya se notaba en la vegetación: matorrales, pinos, quercus, acacias... Hermoso.

Camino de la Font de La Meca  En medio de la vegetación, la Ermita de Sant Cebrià


     Han arreglado el camino: una senda antes casi invadida por la bonita vegetación, ahora la han convertido en camino hasta justo la Font de La Meca. Ahora el descarnado lugar presenta un aspecto diferente y sin nada que esconder, al llegar al paso de los restos de la cantera. Parece un sitio diferente. Antes hemos tenido la magnífica visión de la nombrada Ermita de Sant Cebriá, entre la verde vegetación de la sierra, adosada a la construcción de la casa a la que pertenece. Propiedad privada.

     Parece que a los niños les cuesta la subida. A pesar que desde la Font de La Meca hasta la pista se hace más entretenida y divertida; no están acostumbrados a la montaña. Llegamos al Turó de La Magarola (429 mts.). Los niños corren en la horizontal cima de la sierra. Paramos a almorzar. Las vistas son extraordinarias de la ciudad, a un lado, y de Sabadell y La Mola al otro... “¿Qué sierra es aquella?”, “Montserrat”. Imagen extraordinaria.


     Comienza a llegar gente y a llenarse la cima. No cabemos todos. Y comienzo a agobiarme y a pensar en seguir la ruta: “¿hacia donde? Turó de Santa Maria y Sant Cebriá, o Turó de Valldaura...” Con las veces que he intentado estar en dicha cima y nunca la he pisado equivocándome en el recorrido, en el G.R. a seguir... egoístamente decido seguir hasta el muy cercano Turó de Valldaura, ya que nunca había llegado a visitarlo (a pesar de que Anna me insistía en que sí habíamos estado... ¿quien ganó la apuesta?); y ya desde allí bajar hacía el Castell, Parque del Laberinto y de nuevo, Mundet.

Atrás dejamos el cruce con la Ermita de Sant Cebrià  Vistas hacía Barcelona


     Con lo que, seguimos el habitual recorrido descrito tantas veces en los demás relatos, hasta llegar al cruce de los G.R. Esta vez no me equivoco. Sigo, enfrente de donde salimos, y no a la izquierda (G.R.-6), la senda que sigue el G.R.-92. Juego con los niños “¿Qué senda cogemos ahora?”, y a la vez ellos juegan corriendo a lo largo de la senda, que forma un estupendo túnel gracias a la frondosa vegetación, en la bajada del Turó de La Magarola.

     Ahora cogemos la senda correcta hacía el nombrado Turó de Valldaura; coronado por la característica torre de vigilancia de incendios que lo hacen reconocible en la distancia entre las formas de la sierra. La arbórea vegetación desaparece y seguimos por entre medio de altos matorrales que dejan libre la parte superior, para llegar, antes de lo que parecía, a la cima del Turó de Valldaura (419 mts.), coronada por dicha torre, y otra antena repetidora con caseta, vallado y varias parabólicas que le cuelgan.

     Pasamos poco rato. Charlas animadas y los niños jugando a explorar nuevos terrenos entre las plantas y las piedras. Al otro lado de la torre de vigilancia y desde la parte más alta del Turó de Valldaura, una escondida senda baja, en corta trayectoria, hasta un camino cementado que viene desde nuestra derecha y este. Un pequeño y divertido salto y seguimos el susodicho camino hacía la derecha y abajo, en busca de la ciudad. Contemplamos casi sorprendidos como un numeroso grupo de padres y niños, suben por la pista cementada hacía el Turó de Valldaura, mientras nosotros bajamos.

Bajando del Turó de La Magarola  Turó de Valldaura


     Poco a poco Barcelona se va dejando ver, ya que bajamos frente a su urbe. El camino gira a la derecha y nosotros seguimos por una sencilla senda recto, que acaba en una pista amplia, que viene del Portell de Valldaura y termina en la carretera de La Rabassada. Vemos, al otro lado del camino, un cruce con sus carteles señalizadores en el típico poste, algo retirado a la derecha y arriba: es el cruce con el G.R.-6 que de nuevo nos cruzamos con él, y baja hacia el Castell Fortí. Atrás queda la suave loma del Turó de Valldaura coronada por esa característica y, repito, reconocible torre de vigilancia de incendios.

     Seguimos el camino hacía la izquierda y en la curva, cogemos una desgajada senda a la derecha que de nuevo nos lleva a otro cruce con el G.R.-6 y otro poste señalizador. Esta parte la hicimos también en la pasada actividad Collserola. Valles de Les Feixes, lo único que, por un error mío, ya que quería bajar por el Castell Fortí; seguimos recto dejando el recorrido del G.R.-6 a la izquierda, en su bajada hacía las mismas ruinas del Castell. Seguimos recto pues, hacía el sureste y en perpendicular al G.R.-6, mirando a la grandiosa urbe de Barcelona, Sant Adriá del Besos y Badalona. Las 3 gigantescas chimeneas y los altos edificios de Diagonal Mar, resaltan sobre el linde con el mar Mediterráneo.

     La amplia y casi fea senda pasa por los cimientos de dos grandes torres de la luz; en los que a uno de ellos se quería subir Joel, con la firme advertencia mía “¡Estos niños, no pierden oportunidad para jugar y trepar en cualquier lugar!”. La amplia senda comienza a bajar más vertiginosamente y me doy cuenta de mi error (ahora), no pasaremos por el Castell Fortí, pero tendremos la oportunidad de pisar un nuevo camino de la sierra. Las vistas hacía Barcelona son más cercanas y espectaculares desde las alturas... merecen más de una foto.

Barcelona, Sant Adriá, Badalona... desde el Turó de Valldaura  Bajando del Turó de Valldaura


     La amplia y desgajada senda (con trazado de un antiguo camino más abajo), desemboca en otro camino más transitado que comienza a hacer zigzags mientras baja a las primeras calles de la ciudad. Nosotros acortamos entre curva y curva, atajando y jugando, divirtiéndonos con los niños mientras se arrastran o corren por estos resbaladizos terrenos.

     Siguiendo dicho camino, salimos justo por detrás de unas casas, de unas construcciones: son algunos pabellones de la Universitat de Barcelona, y residencial: Pedagogía, Psicología... es el Campus de Mundet. En una curva de la pista donde dejamos un aparcamiento y una residencia a nuestra izquierda, las primeras construcciones con las que nos topamos, tenemos la oportunidad de seguir por la derecha y enlazar con el camino primero de subida, el que salía de la calle de La Armonía... pero decidimos internarnos ya en la civilización y las primeras calles del Campus.

Bajando a Barcelona  Palau de Les Heures


     A la derecha, mientras bajamos en busca de la Ronda de Dalt y la entrada del metro de Mundet, vemos una puerta abierta, una verja, hacía un bonito parque y una atractiva construcción: es el Palau de Les Heures con su jardín... al otro lado justo, queda la calle de La Armonía. Entramos y admiramos durante unos minutos la hermosa construcción y la vegetación de parte del jardín (la que nos deja ver sin estar vallada). Una interesante, curiosa y acertada decisión para ver un lugar por el que habíamos pasado tan cerca tantas veces.

     Por una calle paralela a la de La Armonía, bajamos hasta el Passeig de Vall d’Hebrón junto a la Ronda de Dalt; casi junto a la misma redonda donde comienza la calle de La Armonía. Hemos pasado por la puerta de la Casa dels Xuclis, dejándola a nuestra derecha, mientras Anna nos cuenta su utilidad: una especie de residencia para familiares y niños enfermos de cáncer. Y ya llegamos a la entrada del metro de Mundet donde acaba esta sencilla pero especial excursión por Collserola; donde los niños se han divertido, corrido y pasado bien.

Croquis del recorrido

 



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